Sunday, December 20, 2015

Soñé que era un personaje interpretado por Kathy Bates.

No podía dormir y, de repente, se encontró en la orilla del lago, con el agua hasta las rodillas, los pies semienterrados en el fango. El borde estaba cubierto por pasto largo, donde unos zancudos se movían caóticamente en un frenesí pequeño. Parece que ella no sabía que los zancudos estaban ahí, y estos a su vez no la atacaban. De todos modos, la imagen era hipocondriacamente amenazante. Estaba envuelta en una frazada roja y usaba un pijama de algodón blanco como de abuelo. Miraba el horizonte con una resignación que venía del tedio, y no de la desesperanza. Ese era el tipo de insomnio que tenía. Quizás en la desesperación de querer dormir, se acostó en la orilla dejando que el agua la tapara como el cobertor de una cama. Solo la cabeza sobresalía. El agua formaba un halo opaco alrededor de ella por el barro del fondo que había perturbado. Se acostó ahí porque estaba incómoda y quizás esa era la superficie que necesitaba para dormir. Se durmió y se dejó llevar por la corriente: el lago ahora era un río y, si bien el agua estaba limpia, el caudal arrastraba muebles y otras cosas. Fue arrastrada por varios kilómetros. Era su voluntad, se sentía cómoda y descansaba mientras el río se la llevaba. El viaje siguió hasta que pensó qué chucha estaba haciendo y que ya no quería que la corriente se la llevara a quizás dónde. No nadó en contra del caudal, sino en forma perpendicular, a lo perrito, sin soltar la frazada que, ahora, pesaba toneladas. Salió gateando por la orilla, pensando en que ya no quería hacerlo, que al final dormitar en el agua que se la llevaba no mejoró nada. Se devolvió a pie, descalza, al punto de partida, mojada y con un poco de barro.

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